Despertar
Sueño
eterno, oscuridad perpetua, silencio absoluto…
Algo
perturba mi sueño, abro los ojos, no veo nada
La
calma reina en mi lugar de descanso
A mi
alrededor mis hermanos duermen plácidamente
Rodeamos
a nuestro gran señor, nuestro maestro, nuestro guía
Somos
sus acompañantes, su séquito, su comitiva, nos necesita en la nueva vida
Ha
pasado el tiempo, difícil de saber cuánto…
¿Qué
es eso?
Me
pareció oír un ruido, creo que son ideas mías,
No, allí
está de nuevo, lo ubico no muy lejano, sobre nosotros.
Mis
hermanos, somnolientos, empiezan a
despertar… ¿será que llegó el momento?
¿La llegada
de la nueva vida de la que hablaban?
De
pronto se oye un siseo, como el silbido de una serpiente…
y un
alarido no humano rasga la oscuridad
Uno
de mis hermanos ha sido herido… ¡me muero! se lamenta
La
desazón y la angustia hacen presa en nosotros… ¿qué sucede?
Otro
siseo y un dolor lacerante como el fuego perfora mis entrañas
Un
objeto agudo me ha desgarrado, el dolor es insoportable
Mis
hermanos ya gritan de terror, aún no sabemos qué sucede.
Una
letanía apagada llega a mis oídos, la percibo cada vez más cercana…
Pareciese
que están cavando sobre nosotros… es cierto, están excavando…
Los
sonidos son cada vez más fuertes y frenéticos, ya escucho voces humanas
No
las entiendo y no entiendo que quieren hacer
¿Es
que acaso llegó el momento del despertar? Si es así, ¿por qué nos lastiman?
La
tierra se desmorona a mí alrededor y repentinamente veo el cielo
Un
cielo azul oscuro lleno de estrellas, me quedo extasiado
Mi memoria
se libera como un ave, y los recuerdos me inundan…
Un
cielo igual nos despidió cuando partimos hacia nuestro lugar de descanso
Éramos
jóvenes y radiantes cuando nos hundieron en la suave tierra sagrada,
cargados
de alimentos y ofrendas para nuestro señor que ya dormía.
Mis
recuerdos de antaño cesan bruscamente
Unas
toscas manos me toman de la cabeza y de mis brazos…
Me
arrancan de mi lecho… me duele mucho, el cielo estrellado es reemplazado por un
rostro
oscuro,
adusto, maligno… no se parece a ninguno de mis creadores…
Habla
pero no lo entiendo, es un dialecto desconocido… me observa detenidamente,
me
sacude y mi esencia empieza a filtrarse rápidamente por la terrible herida de
mi costado.
Miró
alrededor y veo a varios de mis hermanos apretujados y aterrados…
Otro
sujeto los coge con brusquedad, los arroja a las fauces hambrientas de un
costal
Varios
están tirados en el piso, muertos y destrozados, sus ofrendas riegan la tierra.
En
ese momento el extraño que me sostiene, con desprecio, me arroja.
Siento
que floto, el brillo de las estrellas baña mi cuerpo, mi herida ya no duele
tanto…
El
olor del campo y la frescura de la noche me reconforta… quiero olvidar lo que
he visto,
quiero volar
La
realidad galopante me alcanza… no estoy volando, estoy cayendo
El
golpe es demoledor, mi cuerpo lesionado se parte en pedazos…
El
dolor aparece en una explosión pero rápidamente se desvanece…
Estoy
muriendo, lo noto… Mis hermanos moribundos se preguntan… ¿por qué?
Escuchamos
un apagado grito de júbilo… ¡Momia! Escucho…
Celebran, no sé qué significa
pero no me gusta…
Han
encontrado a nuestro señor… ¿Qué hacen, bestias?
Lo
arrancan de la tierra, lo despojan de sus prendas, lo desnudan… y… y… lo
descuartizan
Le
quitan sus adornos, sus brazaletes, sus collares… Todo
Es
una escena de horror… los asesinos ríen mientras caminan sobre sus despojos…
El
sopor me envuelve… mis ojos se nublan… voy a morir…
Momia…
ese nombre se graba en el ocaso de mi vida… no sé qué significa…
Pero
se, que por ello, nos asesinan…
Los llamados huaqueros
utilizan largas varas de metal con la punta aguzada que introducen en las zonas
donde consideran que hay entierros prehispánicos, este proceder detecta (y
destruye) los ceramios que acompañan al difunto. Luego que desentierran el
objeto de su ambición, se llevan los ceramios de mejor manufactura, desechan y/o
rompen los que no son de su agrado (o los que se partieron en el proceso de
extracción), posteriormente, desenfardelan a la momia, apropiándose de los
mantos de mejor acabado y finalmente descuartizan el cuerpo momificado, de ser
el caso, para despojarlo de los objetos de valor que pudiera llevar.
La destrucción
de objetos y restos arqueológicos, hasta el día de hoy, es pan de todos los
días y las autoridades poco pueden hacer pues las leyes que sancionan este tipo
de atentados culturales, son letra muerta.
Creemos
consciencia, protejamos nuestro patrimonio.
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